Noche turbulenta en una Marsella con "policía por todos lados"
Los manifestantes lanzan proyectiles contra los furgones policiales. Los agentes responden con gases lacrimógenos. Jóvenes enmascarados saquean comercios. Marsella, la segunda ciudad de Francia, vivió el viernes una noche turbulenta pese al envío de importantes refuerzos policiales.
Alrededor de la medianoche, la policía ya había practicado 87 detenciones. Poco después, el ministro de Interior, Gérald Darmanin, anunció el envío de "refuerzos importantes" a esta ciudad portuaria en la costa sur de Francia.
Tras una noche marcada por escenas de violencia, la policía había prohibido una marcha en memoria de Nahel, de 17 años, y las autoridades paralizaron los transportes públicos a las 19H00 (17H00 GMT).
Pero grupos de jóvenes "muy móviles", muchos con el rostro cubierto, se reunieron de todos modos en el centro urbano, especialmente en Canebière, una arteria que conduce al Puerto Viejo de la ciudad.
En un momento, todo estalló. Entonando el cántico "todo el mundo detesta la policía", un grupo se acercó a los furgones policiales y algunos empezaron a lanzar proyectiles sobre los vehículos.
La policía respondió con tiros lacrimógenos y los jóvenes se dispersaron, escapando por callejuelas adyacentes y empezando una especie de juego del gato y el ratón, constataron los periodistas de AFP.
A un lado de la calle, un joven silencioso muestra una pancarta de cartón: "En memoria de Nahel". "Estamos furiosos por lo que ha pasado con Nahel", dicen dos chicas que se unieron a la protesta, pero no participaron de los actos violentos.
De vez en cuando aparecen puñados de jóvenes que pasan corriendo, con ropa nueva todavía en perchas o con la etiqueta de "rebajas" enganchada. Algunas tiendas son saqueadas, constata un fotógrafo de la AFP.
La prefectura de la policía informa que también se robaron algunas armas de caza de una armería, pero sin munición.
- "Policía por todos lados" -
A unos metros de esa zona, al principio de la noche, pacientes pescadores vigilaban sus cañas colgadas en el Puerto Viejo y una pareja compartía una pizza con la mirada perdida en el mar.
Dos jóvenes turistas londinenses, Sam y Emily, de 19 años, dicen estar "impactados".
"Acabamos de llegar y hay policía por todos lados, tensión, es raro", explica la pareja, que prefiere no dar su apellido, mientras buscan algún sitio abierto para comer en este barrio donde numerosos restaurantes optaron por cerrar ante el miedo de disturbios.
La imagen de postal se quiebra de repente con el estruendo de gritos y el lanzamiento de gases lacrimógenos. En una calle cercana aparecen pequeñas pilas ardiendo: basura, cartones y monopatines junto a los que pasa a toda velocidad un vehículo de las fuerzas de élite de la policía.
En el aire, un helicóptero de la gendarmería y un avión de la policía se dan relevos para vigilar los disturbios desde el cielo.
Entrada ya la noche, los grupos se desplazan unos hacia un gran centro comercial de la zona, otros hacia los barrios populares del norte que el presidente Emmanuel Macron visitó días atrás.
En uno de esos barrios, a menudo olvidados, un incendio "vinculado a los disturbios" quema un gran supermercado, dice una fuente policial. El fuego está "generalizado" y los bomberos han desplazado medios considerables para extinguirlo, aseguran.
"En Marsella, las escenas de saqueos y de violencia son inaceptables", tuiteó el alcalde de izquierdas Benoît Payan, reclamando un envío de refuerzos que poco después el gobierno aceptó.
A.Weber--NZN