"Esclavo del miedo": el fantasma de la era del Gulag en la Rusia de Putin
Cuando los rusos empezaron a ser arrestados por oponerse a la ofensiva contra Ucrania, María sintió el mismo miedo que supone que sufrieron sus antepasados, víctimas de la represión estalinista.
Dos años y medio después del inicio de su ofensiva militar, Rusia ha encarcelado a cientos de personas por protestar o hablar, incluso en privado, contra esa operación, en una campaña de represión que ha paralizado a los críticos internos del Kremlin.
"No es normal cuando empiezas a comportarte como lo hacían tus antepasados. Temblores cada vez que suena el teléfono [...] pensando todo el tiempo con quién estás hablando y de qué estás hablando", dice a AFP María, una moscovita de 47 años.
"Mi miedo va en aumento", admite.
Mientras hojea un libro con imágenes de víctimas de las purgas de Stalin, María señala a su bisabuelo. De origen polaco, fue declarado "enemigo del pueblo" y ejecutado en 1938 por "espionaje". Fue rehabilitado de manera póstuma, después de la muerte de Stalin en 1953.
Su esposa también fue detenida y pasó cuatro años en el Gulag, la red soviética de campos de trabajos forzados.
La abuela de María, que vivió con el estigma de que a sus padres se les consideraba "enemigos del pueblo", siempre temía que iba a ser arrestada.
María ahora siente un miedo similar. Teme que pueda ser señalada como una "agente extranjera", una etiqueta moderna con connotaciones de la era de Stalin que se utiliza para marginar a los críticos del régimen del presidente Vladimir Putin.
- Autocensura -
La Rusia de Putin también dispone de herramientas legales más duras para atacar a sus oponentes.
Bajo las leyes de censura militar, las personas pueden ser condenadas hasta a 15 años por difundir "información falsa" sobre la campaña militar.
En ese clima, María, profesora de inglés en una universidad, mide mucho cómo se comporta y qué dice en público. Fuera de su círculo de amigos cercanos, esconde sus convicciones pacifistas y su afición por la cultura ucraniana.
No habla de política con sus colegas y vive con el temor de que alguien pueda denunciarla por leer noticias occidentales o sitios de redes sociales bloqueados en Rusia, a los que accede a través de una VPN.
Incluso el inglés se considera ahora un "idioma enemigo" que levanta sospechas, explica María, quien prefirió no revelar su apellido.
- "No te atrevas" -
El inicio del conflicto en febrero de 2022 desencadenó un breve período de manifestaciones, pero desde entonces el Kremlin ha bloqueado cualquier muestra de oposición pública.
"La gente no se atreve a protestar, no se atreve a hablar", dice Svetlana Gannushkina, una destacada activista rusa de derechos humanos que ha sido etiquetada como "agente extranjera".
Las duras penas a los críticos del régimen y el trato dado a los prisioneros han asustado a muchos y los han llevado a guardar silencio, explica.
Gannushkina señala lo que califica de "miedo histórico, tal vez incluso genético" en un país que ha visto múltiples episodios de represión política, desde la servidumbre en el Imperio ruso, el "Terror Rojo" de los bolcheviques después de la Revolución de 1917 y las purgas de la década de 1930 bajo Stalin.
Su oenegé Memorial trabajó para preservar la memoria de las víctimas de la represión comunista e hizo campaña contra las violaciones de los derechos hasta que las autoridades rusas la cerraron en 2021.
A lo largo de la historia, la represión ha "dividido repetidamente a la sociedad entre los que estaban dispuestos a someterse y los que no querían, entendieron que la resistencia no conduce a nada y se fueron", afirma Gannushkina a AFP.
"La historia ha hecho una especie de selección natural [...] Y ahora tenemos toda una generación de personas que no están listas para resistir".
- "Esclavo del miedo" -
Para el disidente soviético Alexander Podrabinek, de 71 años, el miedo "no es una peculiaridad étnica, nacional o genética" específica de Rusia.
"He visitado varios países totalitarios, además de la Unión Soviética, y la situación es básicamente la misma en todas partes", explica.
"El miedo es el principal obstáculo para una vida normal en nuestro país [...] Alguien que tiene miedo ya no es libre, se convierte en un esclavo de su miedo, viviendo sin poder realizar su potencial", advierte.
Podrabinek fue exiliado a la Siberia rusa en 1978 y luego encarcelado en 1981 después de escribir un libro sobre psiquiatría punitiva en la URSS.
A pesar de la presión de los servicios de seguridad de la KGB, se negó a abandonar el país. "Lo único que puede vencer al miedo", dijo, "es la convicción de que tienes razón".
T.L.Marti--NZN