Puros fabricados en Mozambique se abren paso en el mundo de los cigarros
En una pequeña fábrica iluminada por neones en la capital de Mozambique, indiferentes al intenso y penetrante olor de tabaco, una docena de trabajadores enrollan a mano puros de primera calidad destinados a un mercado global.
"No mucha gente sabe de los puros africanos" y algunos "se producen aquí, en Mozambique", dice con una sonrisa orgullosa Eugenia Mauaie.
Esta mujer de 38 años lleva trabajando en Bondani Cigars desde que la empresa se fundó hace ocho años en la capital, Maputo.
Sentados codo con codo en bancos de madera, los artesanos empiezan apilando en una mano las hojas de tabaco, que deben estar secas pero blandas, con una textura aterciopelada como la del cuero.
Luego parten por la mitad una larga hoja hecha en Camerún, reconocible por su delicado acabado, y la enrollan como la última capa del puro.
El tabaco que se coloca en su interior se produce principalmente en Mozambique, pero para algunos modelos los importan de República Dominicana, muy apreciada por los fumadores de puros.
El taller lo administra Anthony Padilla Pérez, que creció en ese país caribeño en una familia de productores de tabaco. Es apasionado a la hora de compartir su conocimiento con sus trabajadores africanos y producir localmente.
"Cada hoja tiene una función: la calidad de su combustión, su dureza y su olor", dice el responsable de 38 años, con el pelo rapado y una perilla recortada.
Cuando el tabaco está enrollado y se aplica la capa, uno de los trabajadores corta cada extremo del puro en el tamaño preciso y lo coloca en un molde para un mínimo de 24 horas hasta conseguir la forma deseada.
El último paso es el acabado de la punta, con una hermosa forma redonda hecha con trozos de tabaco cortado y pegada con una gota de goma vegetal.
- Una apuesta arriesgada -
"Había un hueco que cubrir aquí en Mozambique, donde el clima y el suelo son geniales para la producción de tabaco de calidad", dice Padilla.
Un puro africano "sorprende al consumidor", asegura, y "hace que la gente se interese" por la marca que, en zulú, significa "ser agradecido".
El fundador de la empresa, Kamal Moukheiber, tuvo la idea durante "una de esas noches de borrachera", bromea, en un café de moda durante una visita a esta ciudad costera.
"Estaba con algunos amigos y vi a gente fumando puros. Y me pregunté: ¿por qué no hay puros africanos?".
"A menudo, las materias primas se producen en África y se exportan a otros sitios para ser reenvasadas y renombradas", afirma Moukheiber.
Ocurre, por ejemplo, con el café o el chocolate, lo que priva al continente de unos recursos muy necesarios, asegura.
Tras una profunda investigación, este libanés de 55 años, que solía trabajar en finanzas en Londres y nunca "había producido nada", lanzó la empresa como un "proyecto secundario" para probar algo nuevo.
Los primeros cigarros Bongani se vendieron en una tienda de Mozambique en 2016. Ahora la empresa emplea a una docena de personas y produce entre 10.000 y 12.000 puros cada mes.
Se venden por todo el continente pero también están disponibles en línea. En Estados Unidos y Europa son particularmente populares entre los consumidores negros.
Existen en África otros fabricantes de cigarros, especialmente en Zimbabue, pero son menos conocidos y se dedican principalmente al mercado local.
Bongani está dejando huella no solo por la ubicación de la fábrica, pero también por su calidad.
Con un precio de 13 dólares por cigarro, cada pieza debe estar perfectamente fabricada porque "de otra forma no tienes negocio", dice su emprendedor, que viaja por el mundo para promover su marca en una industria muy competitiva.
F.Carpenteri--NZN