Exiliada en Letonia, la prensa libre de Rusia desafía al Kremlin
Exiliada en Letonia desde la invasión a Ucrania, la prensa libre de Rusia asumió la misión de brindar información independiente a millones de rusos expuestos a la propaganda del Kremlin.
"Quienes controlan la información controlan la situación", declaró Tikhon Dzyadko, editor jefe de la televisión independiente rusa Dozhd, actualmente basada en Riga.
Indicó que la meta del canal es hacer posible que la gente tenga acceso a "información real de lo que sucede, y no la propaganda divulgada por las televisiones rusas".
"Es posible obtener información de Rusia por internet, redes sociales. La cortina de hierro digital no es lo bastante fuerte", comentó a AFP.
Dozhd, que significa lluvia en ruso, suspendió operaciones a inicios de marzo luego de que las autoridades bloquearon sus transmisiones que contenían coberturas críticas del conflicto en Ucrania.
Moscú también estableció penas de cárcel por divulgar "noticias falsas" sobre las fuerzas armadas rusas y la guerra.
"Se hizo imposible trabajar allí, porque incluso con llamar a la guerra guerra, podríamos enfrentar hasta 15 años de cárcel", señaló Dzyadko.
El gobierno de Letonia les ofreció instalarse en Riga y para mediados de julio ya estaban presentando sus programas.
Otras redacciones encontraron refugio en la capital letona, incluyendo Novaya Gazeta Europe y la oficina moscovita de Deutsche Welle.
También es sede del sitio noticioso independiente Meduza desde 2014.
Alrededor de 300 periodistas opositores rusos se han trasladado desde febrero al país báltico, según la periodista Valeria Ratnikova, de Dozhd.
Letonia, cuya minoría rusa constituye 30% de la población, también prohibió los canales de televisión basados en Rusia por propaganda, belicismo y amenazar la seguridad nacional.
- "Extremismo y traición" -
Otros periodistas, artistas y activistas de oposición de Bielorrusia y Rusia encontraron abrigo en los países bálticos Estonia y Lituania.
Para Dzyadko y su personal, salir de Rusia era indispensable.
"Circulaba información de que nuestra oficina sería allanada por la policía y (...) que nuestros periodistas serían detenidos y acusados de extremismo y traición", indicó.
"Conseguimos boletos a Estambul y en una hora más o menos empacamos tres maletas, despertamos a los niños y fuimos al aeropuerto", recordó.
Actualmente, unos 60 rusos exiliados trabajan para Dozhd en sitios como Riga, Francia, Georgia y Países Bajos.
Dzyadko señaló que incluso las encuestas del gobierno revelan que 30% de los rusos, o sea unos 45 millones de personas, se oponen al conflicto en Ucrania.
"Mucha gente en Rusia entiende todo, No apoyan la guerra, no apoyan al presidente Putin, pero tienen miedo de hablar", explicó.
"Esta gente está ansiosa de tener información independiente. El reto es cómo hacérsela llegar", agregó.
Valeria Ratnikova señaló por su lado que en los días posteriores a la invasión "vimos crecer nuestra audiencia".
"Creo que hay miles, incluso millones que nos necesitan, y no es solo nuestro público de antes. Con el tiempo, mucha gente comenzará a dudar", declaró a AFP.
- Colegas perseguidos -
Kirill Martynov, subeditor jefe de Novaya Gazeta, un reconocido medio de investigación ruso, salió en marzo con una computadora portátil como único equipaje y planes de publicar noticias independientes en el exterior.
Novaya Gazeta actualmente está prohibido en Rusia.
"Estábamos firmemente contra la guerra y seguimos contra la guerra aunque sea muy peligro decirlo en voz alta desde Rusia", comentó a AFP. "Por eso persiguen a nuestros colegas en Rusia", agregó.
En Riga, Martynov creó Novaya Gazeta Europe junto a otros exiliados rusos.
Imprimieron su primera edición en mayo, en letón y ruso, y diarios alrededor del mundo publicaron sus artículos en solidaridad.
Desde entonces han publicado sus historias en línea y las comparten en redes como YouTube, Telegram y Twitter.
"Las autoridades rusas siguen con algo de miedo de bloquear YouTube por razones técnicas y sociales", apuntó Martynov.
Agregó que YouTube tiene "la más grande plataforma mediática del país porque (...) la gente común en Rusia no quiere ver la televisión nacional".
Dzyadko cree que los periodistas de televisión que difunden propaganda estatal son "criminales de guerra".
"La desinformación es una de las causantes de esta guerra y explica por qué continúa esta guerra", afirmó.
F.Carpenteri--NZN