Los fabricantes de arco de violín, pendientes del futuro del pernambuco brasileño
"No queremos ser los últimos mohicanos". Los fabricantes de arcos para violín están en pie de guerra desde que Brasil planea prohibir la comercialización de pernambuco, una madera esencial para fabricar esa herramienta.
La propuesta podría ser aprobada el 25 de noviembre en la reunión de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), en Panamá.
La iniciativa es obra del gobierno de Jair Bolsonaro -quien está acusado de favorecer las explotaciones en detrimento de los bosques-, que denuncia el "tráfico ilegal" de Paubrasilia echinata (palo brasil o pernambuco), que solo puede encontrarse en el noreste de Brasil, sobre todo en el bosque atlántico.
El Ejecutivo reclama que esa especie, que dio nombre al país, pase del Anexo II (que impone fuertes restricciones) al Anexo I de la normativa de la CITES, lo que impediría de facto cualquier reaprovisionamiento de pernambuco.
- "Asesinato" -
En su taller parisino, Edwin Clément, un reputado fabricante de arcos con 30 años de experiencia, continúa sin creérselo.
"¡Esto es quijotesco! Los 100 fabricantes de arcos de Francia no consumen más que un árbol de pernambuco cada año", alega, alisando la madera antes de calentar la vara.
"Además, la IPCI (International Pernambuco Conservation Iniciative), una iniciativa de los fabricantes de arcos franceses que trabaja con las administraciones brasileñas desde 2001 para la conservación y la utilización sostenible de la especie, está detrás de la reforestación de 350.000 árboles", explica.
"Esta madera está en el origen del arco moderno. Si se sustituye, ya no se podrá tocar el violín como se viene tocando desde hace 250 años", afirma el artesano.
Según los fabricantes de arcos y los músicos, nada iguala en resistencia, densidad y elasticidad a esa madera, que permite que los instrumentos de cuerda proyecten un sonido único.
"Muchos experimentos para remplazarla fracasaron", recalca Clément. "Los arcos de fibra de carbono no son unan opción, ¡contaminan!", añade.
Si prohíben el comercio de pernambuco, los fabricantes de arcos deberán contar con autorizaciones para almacenar pernambuco, poner en venta los arcos en el mercado, exportarlos. Y los lutieres tendrán que hacer lo mismo si quieren probar un arco con el instrumento que estén fabricando.
Sin contar los dolores de cabeza administrativos de las orquestas y los músicos cuando estén de gira, pues cada arco tendrá que tener un pasaporte y pasar por la aduana.
La Cámara Sindical de la Factura Instrumental (CSFI) advirtió del "asesinato" del sector de fabricación de arcos, un buque insignia de la artesanía francesa.
"Dentro de 5 años, el 40% de los fabricantes de arcos habrán bajado la persiana, ningún joven querrá dedicarse a este oficio", alerta Clément.
"No estamos negando la realidad", afirma por su parte Fanny Reyre-Ménard, lutier y encargada del caso dentro de la CSFI.
"Existe un problema de deforestación en Brasil pero los fabricantes de arcos no son los responsables, ellos son actores de la conservación" del medio, señala.
Según ella, el secretariado general de la CITES puso en entredicho la propuesta de Brasil, argumentando que "faltan pruebas" de la amenaza que supuestamente pesa sobre el pernambuco.
"Francia quiere pedir que los arcos existentes queden al margen, pero esto es imposible según el Anexo I", subraya Reyre-Ménard, quien afirma que Japón, Corea del Sur, Suiza, el Reino Unido y Estados Unidos se pronunciaron en contra de la iniciativa.
En Change.org se publicó una petición que ya ha recabado más de 12.000 firmas.
F.Carpenteri--NZN