Expectativa por la subasta en Alemania de un "Autorretrato" de Max Beckmann
Un autorretrato de Max Beckmann, una de las grandes figuras del expresionismo alemán, se subastará el próximo jueves en Berlín y su precio podría alcanzar los 30 millones de euros (monto similar en dólares), un importe récord para el país.
Considerado como una obra maestra, "Selbstbildnis Gelb-rosa" (autorretrato amarillo-rosa) --propiedad de particulares desde que fue realizado en 1943-- representa al artista durante su exilio en los Países Bajos después de haber huido de la Alemania nazi.
Regalado a su esposa Mathilde, apodada "Quappi" --que lo conservó hasta su muerte en 1986--, el cuadro permaneció décadas en una colección privada suiza y no se mostró al público desde mediados de los años 1990.
"No se han subastado obras de arte comparables en Alemania desde 1945", explica Micaela Kapitzky, directora y socia de la Maison Grisebach, con sede en Berlín y encargada de la venta.
Según Maison Grisebach, la obra podría adjudicarse a entre 20 y 30 millones de euros, la estimación más elevada realizada hasta ahora para un cuadro vendido en Alemania.
Esta semana, la pintura fue objeto de una presentación, protegida por un cristal.
Coleccionistas privados, museos y otras instituciones de todo el mundo expresaron su interés en su adquisición, en un mercado del arte en auge en Alemania.
Para Beckmann, el exilio neerlandés estuvo marcado a la vez por el alivio de haber escapado de los nazis y por la frustración, lo que se refleja en sus obras, analiza Kapitzky, interrogada por la AFP.
"Huyó de los nazis y luego se encontró rodeado de ellos [cuando las tropas alemanas ocuparon los Países Bajos]. Sin embargo supo encontrar una paz interior sorprendente", añade, subrayando que Beckmann era "consciente de su valor como pintor".
Según Kapitzky, el autorretrato es también un testamento de la historia de amor entre Beckmann y Quappi, con ese terrible período de la historia como telón de fondo.
"Quappi lo conservó hasta su muerte, nunca se separó de él", destaca Kapitzky. "Max Beckmann era un hombre muy seguro de sí mismo, pero la necesitaba a su lado", añade.
- Tenacidad y desconfianza -
En vida, Beckmann (1884-1950) tuvo éxito en Alemania, hasta que los nazis calificaron su arte de "degenerado" y lo retiraron de los museos en 1937.
Cada vez más amenazado, Beckmann abandonó su país y se exilió en Ámsterdam, donde vivió durante una década antes de mudarse a Estados Unidos.
"Muerte silenciosa y conflagración a mi alrededor, sin embargo sigo vivo", escribe Beckmann en su agenda después de la invasión alemana de los Países Bajos en 1940.
En Ámsterdam, no conoció la pobreza, como muchos de los 20.000 refugiados alemanes en el país.
Tampoco corría peligro de ser deportado a un campo de concentración, a diferencia de sus amigos judíos.
Muchas de sus pinturas en los Países Bajos están dominadas por tonos oscuros, pero su autorretrato está teñido de colores más cálidos.
El resultado es una sensación de tenacidad mezclada con desconfianza.
"Cuando llegó me dije: es increíble la fuerza que emana de este cuadro", contó a la AFP Markus Krause, el comisario de la subasta.
Beckmann murió a los 66 años de un ataque cardíaco cuando se dirigía al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, donde su autorretrato en chaqueta azul está expuesto.
Las obras de Beckmann, ahora considerado uno de los artistas más importantes del siglo XX, han alcanzado precios exorbitantes en las últimas décadas.
"El infierno de las aves" ("Hölle der Vögel), una alegoría feroz del III Reich, fue adjudicado en 2017 por 36 millones de libras (41 millones de euros, 46 millones de dólares en esa época), un importe récord para el expresionismo alemán en una subasta.
El precio estimado en aquella época era mucho más bajo que el del autorretrato rosa-amarillo, señaló Kapitzky.
S.Scheidegger--NZN