Kylian Mbappé, el solista impaciente
Talento precoz del fútbol, campeón del mundo con 19 años, Kylian Mbappé se ha convertido en un maestro en el arte de responder a las expectativas y de cosechar récords, así como de los desbordes imparables sobre el césped, y en la gestión meticulosa de su imagen de estrella planetaria.
Seguro de sus capacidades, instintivo, a veces polémico, pero terriblemente eficaz, Kylian Mbappé tendrá la ocasión el domingo de levantar su segunda Copa del Mundo antes de cumplir 24 años, lo que sólo Pelé ha logrado en la historia.
El supersónico delantero del París SG, originario de Bondy, en la periferia de la capital francesa, está programado para batir todos los récords. Desprende todo su brillo en un momento en que Leo Messi busca un último instante de gloria o en que Cristiano Ronaldo, su ídolo de infancia, se halla en pleno declive.
Con 250 goles marcados en sus 362 primeros partidos, el jugador formado en Mónaco supera en precocidad a las dos leyendas del siglo XXI. Presumiblemente no tardará mucho en convertirse en el máximo goleador de la historia del PSG, delante del uruguayo Edinson Cavani (200 goles, por los 190 de "Kyky").
Y a medio plazo, el récord de goles en la selección francesa de Olivier Giroud (53) caerá inevitablemente a manos del insaciable Mbappé (33 goles, 9 de ellos en Mundiales), que ya es séptimo en la clasificación con los Bleus delante de Zinédine Zidane. ¿Lo próximo un Balón de Oro?
- El descendiente de Pelé -
"Siempre quise ser el primero en todo, en la selección francesa y a nivel de club", reconocía el 10 de los Bleus en marzo, a unos meses del Mundial, su "obsesión".
Las analogías y la afinidad entre Mbappé y Pelé parecen cada vez más evidentes. Desde Sudamérica, 'O Rei' se ve reflejado en Kylian y le dirige a menudo loas. Pero "el rey será siempre el rey", responde Mbappé, humilde ante la leyenda y sus doce goles en Copa del Mundo.
Ante sus contemporáneos en las canchas, Mbappé cambia la humildad por una gran audacia técnica y un cierto ego, asumiendo su estatus de superestrella mundial.
"La gente no comprende el ego", explicaba recientemente en la cadena RMC: "Nadie más que uno mismo te va a impulsar".
En la selección francesa, Didier Deschamps recuerda a menudo que Mbappé es un jugador de equipo.
"Kylian no tiene ego…", expresaba hace unos días, antes de añadir: "Evidentemente que es importante y decisivo, pero siempre se inscribe en un marco colectivo".
En Catar, el goleador está sorprendiendo por su optimismo vital y por su naturalidad en el vestuario.
Normalmente con un perfil más solitario, se muestra totalmente realizado y se le ve muy compenetrado con Marcus Thuram, Ousmane Dembélé o Aurélien Tchouaméni. Incluso ha mejorado su relación con Olivier Giroud.
"Se le ve mucho más involucrado en el grupo, habla mucho. Sabe que cada uno de sus gestos será escrutado por los periodistas, los aficionados, pero también por sus compañeros. ¡Es irreprochable!", valora Antoine Griezmann.
- Gestión de la comunicación -
Buen conversador desde la infancia, Mbappé ha sorprendido también por la madurez que muestra ante las cámaras y los micrófonos.
Con el tiempo, el parisino ha sabido poner esa virtud al servicio de un plan de carrera estudiado, de una comunicación hábil y calculada.
Sus raras entrevistas son a menudo concedidas a grandes revistas fuera de Francia y sus pasos ante la prensa deportiva del PSG o de los Bleus le permiten soltar mensajes, sobre la negociación de los derechos de imagen en la selección, o sobre su demarcación en el PSG, por ejemplo.
Protegido por un entorno restringido, con su madre y su abogado en su círculo más cercano, Mbappé también ha desarrollado su marca, con cerca de 80 millones de abonados en Instagram y patrocinio con Nike, Dior, o la marca de relojes Hublot, la misma que Pelé.
Sabe sobreponerse a la presión. No en vano firmó su mejor temporada en 2021-2022 (39 goles y 21 asistencias), mientras que el segundo jugador más caro de la historia (fichado por 180 millones de euros) llegaba al final de su contrato al PSG, con el mundo entero preguntándose sobre su futuro.
Al dar la espalda al Real Madrid, el club de sus sueños, para renovar con el París SG, el delantero se decantó por su ciudad y por su país, con un objetivo claro: llevar a la capital francesa su primera Champions.
Antes de ello, está a un partido de conquistar su segundo Mundial.
I.Widmer--NZN