Escenas de júbilo en Damasco tras la caída de Al Asad
Combatientes y civiles sirios manifestaron su alegría en la Plaza de los Omeyas, en el centro de Damasco, donde acudieron el lunes para celebrar la caída del presidente Bashar al Asad después de que los rebeldes levantaron el toque de queda nocturno, constataron periodistas de la AFP.
El derrocado presidente Al Asad huyó de Damasco a Moscú el domingo, expulsado por una espectacular ofensiva de los rebeldes islamistas, que ha significado un punto de inflexión en la historia de este país gobernado durante 50 años por su clan familiar.
Un gran número de combatientes rebeldes se reunieron en la Plaza de los Omeyas, donde se sumaron otros sirios civiles para celebrar a bordo de sus vehículos la caída de Al Asad, indicó un periodista de la AFP.
"Es indescriptible, no pensábamos que esta pesadilla iba a terminar, estamos renaciendo", dijo con entusiasmo Rim Ramadan, de 49 años, una empleada del ministerio de Finanzas, que celebraba en la plaza.
"Llevábamos 55 años con miedo a hablar, incluso en casa, nos decíamos que las paredes tenían oídos. Te sientes como si estuvieras viviendo un sueño", agregó a la AFP con el sonido de fondo de bocinas y detonaciones de celebraciones.
Desde la plaza se podía ver una columna de humo en un barrio vecino donde están los edificios de los servicios de seguridad, que fueron incendiados el domingo.
La ciudad se mantuvo casi desierta luego que se levantara el toque de queda impuesto hasta las 05H00 (02H00 GMT), según otro periodista de la AFP.
El 27 de noviembre una coalición de rebeldes liderada por el grupo islamista radical Hayat Tahrir al Sham (HTS) de Abu Mohammad al Jolani lanzó una ofensiva desde su feudo en Idlib, noroeste del país.
En diez días, ante el colapso de las fuerzas gubernamentales, los rebeldes conquistaron vastos territorios y las principales ciudades de Alepo (norte), Hama (centro), Daraa (sur) y Homs, antes de entrar en la capital.
Se trata de la ofensiva más espectacular desde el inicio de la guerra civil en 2011, que comenzó tras la sangrienta represión de las manifestaciones prodemocráticas y que dejó más de 500.000 muertos.
strs-jos/cab/pb/zm
B.Brunner--NZN