Protestas de la minoría alauita siria por un presunto ataque contra un santuario
Miles de sirios de la minoría alauita, a la que pertenece el derrocado presidente Bashar al Asad, protestaron el miércoles en varias ciudades del país después de que se difundiera el video de un presunto ataque contra uno de sus santuarios.
En la ciudad de Homs, en el centro del país, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) reportó un muerto y cinco heridos "después de que las fuerzas de seguridad (...) abrieran fuego para dispersar" a los manifestantes.
En un hecho separado en la provincia de Tartus, un bastión alauita, el OSDH reportó enfentamientos mortales motivados por el intento de detener a un exoficial del régimen de Al Asad.
Según el observatorio, 14 oficiales de seguridad y tres hombres armados murieron en los enfrentamientos en Tartus cuando los agentes intentaron detener al exoficial ligado a la prisión de Saidnaya, un reconocido centro de torturas del régimen de Al Asad.
Las protestas alauitas son las primeras desde que una alianza rebelde, liderada por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), tomara Damasco y derrocara a Al Asad el 8 de diciembre, tras una fulgurante ofensiva de once días.
El exmandatario, abandonado por sus aliados ruso e iraní, huyó a Moscú tras gobernar Siria con puño de hierro durante 24 años.
Miles de alauitas salieron a las calles en las ciudades costeras de Tartus, Jableh y Latakia, en el oeste del país, donde la presencia de esta minoría es muy fuerte, indicaron testigos y el OSDH.
También hubo protestas en Banias y Homs, indicó el organismo, con una extensa red de fuentes de información en Siria.
Los alauitas son una rama del islam minoritaria en Siria, cuya población es mayoritariamente musulmana sunita. Al Asad quiso erigirse en protector de las minorías en un país multiconfesional y multiétnico.
La policía decretó un toque de queda nocturno de las 18H00 (15H00 GMT) a las 08H00 (05H00 GMT) en Homs, según la agencia oficial SANA. Las autoridades también anunciaron un toque de queda en Jableh.
- Video "antiguo" -
El enfado de los alauitas estalló tras la difusión de un video que muestra un ataque contra uno de sus santuarios, situado en el barrio de Maysaloon, en la ciudad de Alepo, la segunda de Siria.
En Damasco, el Ministerio del Interior afirmó que las imágenes eran "antiguas" y databan "de la época de la liberación" de Alepo a inicios de mes, durante la ofensiva rebelde.
La redifusión del video busca "atizar los conflictos en el seno del pueblo sirio en esta delicada etapa", agregó.
Las nuevas autoridades multiplicaron los gestos de apertura hacia todas las minorías del país, traumatizado tras más de 13 años de guerra que dejó medio millón de muertos.
En Jableh, los manifestantes corearon "alauitas, sunitas, queremos la paz", indicó uno de ellos, Ali Daoud, a AFP.
- ¿Nueva fosa común? -
Al noreste de Damasco, un rescatista de los Cascos Blancos y un activista informaron haber descubierto una probable fosa común con restos de prisioneros detenidos por el anterior gobierno o de combatientes muertos durante el conflicto.
Un equipo de AFP vio, en un terreno baldío a unos 30 kilómetros al noreste de la capital, tumbas alineadas una al lado de la otra, formando una trinchera de más de un metro de profundidad, cubiertas con losas de cemento que fueron movidas.
En esta zona de Jisr Bagdad se podían observar varias bolsas, algunas con un nombre o un número de tumba.
"Creemos que es un fosa común. Encontramos un sepulcro abierto con siete bolsas llenas de restos óseos", precisó Abdel Rahmane Mawas, rescatista de los Cascos Blancos.
Desde la caída de Bashar al Asad, las nuevas autoridades y los habitantes de los alrededores de la capital comenzaron a identificar sitios que albergarían fosas comunes.
El destino de decenas de miles de prisioneros y desaparecidos constituye uno de los aspectos más dolorosos de la tragedia siria.
- Captagon -
Bajo el anterior gobierno se produjo una inmensa cantidad de captagon, una anfetamina de efecto excitante.
Esta actividad, que floreció al calor de la guerra civil iniciada en 2011, convirtió a Siria en un narcoestado, cuya producción inundó los mercados de Oriente Medio como Irak y los países del Golfo, empezando por Arabia Saudita, un importante cliente.
Washington impuso sanciones a varios responsables sirios, por sospechar que estaban ligados al narcotráfico.
Las nuevas autoridades quemaron el miércoles un millón de pastillas de captagon, indicaron a AFP dos responsables de seguridad. También incendiaron cannabis y cajas de Tramadol, un producto analgésico opioide.
Una investigación de AFP en varios países demostró cómo el captagon convirtió a Siria en un narcoestado con un negocio ilegal de más de 10.000 millones de dólares.
El conflicto en Siria, iniciado en 2011 con la represión brutal de las protestas prodemocracia, causó desde entonces más de medio millón de muertos y obligó el desplazamiento de millones de personas.
H.Roth--NZN