Las deserciones en el ejército ucraniano, entre la angustia y la indulgencia
Oleksandr desertó del ejército cuando luchaba en el frente oriental de Ucrania después de ver durante meses cómo otros soldados eran masacrados por los bombardeos rusos.
Un día, los soldados de su grupo recibieron la orden de contraatacar. Oleksandr, de 45 años, pensó que le esperaba una muerte segura y cuando tuvo la oportunidad abandonó las líneas del frente en la región de Lugansk.
"Nosotros queríamos vivir. No teníamos experiencia militar. Éramos gente normal, trabajadores", explica con una voz suave a AFP, sin divulgar su apellido.
El caso de Oleksandr es uno de las miles de deserciones que lastran al ejército ucraniano, que desde el inicio de la invasión rusa, en febrero de 2022, perdió a 43.000 soldados. Decenas de miles están reportados como desaparecidos.
La falta de efectivos es uno de los peores problemas frente a las tropas rusas, que son más numerosas y están a la ofensiva, ganando terreno a costa de operaciones mortíferas.
- La prisión antes que la muerte -
Según la fiscalía ucraniana, desde 2022 se abrieron al menos 90.000 casos por deserción o ausencia sin un permiso y en 2024 se registró un fuerte aumento de la tendencia.
El caso de Sergiy Gnezdilov es un buen ejemplo de esta situación. En septiembre, este joven de 24 años anunció en las redes sociales que abandonaba su unidad en protesta por la conscripción indefinida.
"A partir de hoy, me ausento sin permiso tras cinco años de impecable servicio militar a mis espaldas, hasta que se establezcan unas condiciones claras de servicio o hasta que cumpla 25 años", escribió.
El servicio nacional de investigación calificó su comportamiento como "inmoral" y afirmó que sus declaraciones le hacen el juego a Rusia. Gnezdilov fue detenido y se arriesga a una pena de 12 años de cárcel.
Oleksandr asegura que se acuerda poco del año siguiente a su deserción, que pasó en la región de Leópolis, y atribuye esta amnesia a las contusiones cerebrales sufridas por los bombardeos.
También cuenta que bebió para olvidar el horror y el creciente sentimiento de culpabilidad.
Al final, pese a las súplicas de su entorno, decidió volver al frente, después de ver a jóvenes alistándose y a militares que retornaron al combate, aunque habían sido heridos.
Su hermana le suplicó y le dijo: "prefiero llevarte comida a la cárcel que flores a tu tumba".
- "Te vuelves loco poco a poco" -
Para Buch, un soldado que se identifica con su alias de guerra, también fue el sentimiento de culpa el que lo motivó a volver al frente.
El hombre de 29 años explica que desertó tras haber sido herido durante la liberación de Jersón, una ciudad del sur de Ucrania, a finales de 2022.
"Permanecer bajo un bombardeo constante va dañando de a poco tu estado mental. Te vuelves loco poco a poco. Estás todo el tiempo bajo estrés", cuenta.
Frente a la escasez de efectivos, el Parlamento ucraniano aprobó en agosto una amnistía para los soldados que retornen a sus unidades.
Tanto la 47º y la 53º brigadas del ejército anunciaron en diciembre que reintegrarán a los soldados que abandonaron el frente sin un permiso. "Todos cometemos errores", explicaron.
La fiscalía afirma que hasta 8.000 soldados que desertaron o que abandonaron sus puestos sin permiso volvieron a las filas del ejército.
- Apoyo psicológico -
Para Siver, un comandante del 1º Batallón de Asalto Separado, conocido como Da Vinci, el número de soldados que abandonan sus unidades aumenta, ya que los militares más motivados están muertos o fueron heridos.
"Poca gente está hecha para la guerra", asegura a AFP. "Cada vez hay más personas que están obligadas" a integrar el ejército, agrega.
Varios militares contaron a AFP que se están tomando medidas para reducir las deserciones.
Buch señala que hay una mejora en el entrenamiento médico y militar que recibió, con respecto a la primera vez que fue movilizado. También cambió la actitud de sus superiores. Antes, algunos oficiales "no nos trataban como seres humanos".
El comandante Siver sostiene que el apoyo psicológico puede ayudar a las tropas a soportar las "semanas" en las trincheras, hundidos en el barro, con frío y hambre.
Para este militar, sin embargo, no hay una solución milagrosa para combatir la deserción, una tendencia que probablemente va a aumentar.
"Tenemos que poner fin a la guerra", zanja.
O.Hofer--NZN