Las raíces germánicas de los Windsor, la familia real británica
La historia de la familia real británica está estrechamente vinculada con Alemania, país donde el rey Carlos III realizará su primera visita de Estado a partir del miércoles.
He aquí un resumen de las profundas raíces alemanas de los Windsor.
- Casa de Sajonia-Coburgo y Gotha
De no ser por la Primera Guerra Mundial, la familia real británica seguiría teniendo un nombre con consonancia alemán.
La Casa de Sajonia-Coburgo y Gotha surgió del matrimonio en 1840 de la reina Victoria con Alberto, vástago de una modesta nobleza real del noreste de Baviera.
Casi ocho décadas después, su nieto Jorge V renegó del engorroso patronímico mientras su país luchaba contra Alemania en la Gran Guerra.
Ante una opinión pública cada vez más hostil, el rey británico por excelencia, que de repente había caído bajo sospecha debido a su herencia familiar, decidió cortar lazos con Alemania y adoptó el nombre de un famoso castillo, la residencia real, cerca de Londres.
Así nació la Casa de Windsor.
- Conflictos religiosos y árboles de Navidad -
El primer rey alemán en ser coronado rey de Gran Bretaña fue Jorge I en 1714. Nacido en la Casa de Hannover, en el norte de Alemania, no hablaba inglés y su acceso al trono se debió únicamente a su religión.
Los católicos estaban excluidos de la línea de sucesión, y él era el pariente protestante más cercano de la difunta reina Ana.
La reina Victoria era descendiente suya y, tras su matrimonio con Alberto, la familia cambió su nombre de Hannover a Sajonia-Coburgo y Gotha.
La pareja se escribía regularmente en alemán.
Al príncipe consorte se le atribuye la popularización de la tradición del árbol de Navidad en la isla. Pero, sobre todo, se convirtió en una figura influyente del siglo XIX para su país natal al ayudar a organizar la Exposición Universal de 1851.
- Abuela de Europa -
Madre de nueve hijos que produjeron innumerable descendencia, Victoria forjó lazos familiares en todo Europa casando a su descendencia con otros miembros de la nobleza del continente.
Isabel II y el príncipe Felipe, padres de Carlos, eran primos lejanos, entre otras cosas por sus vínculos hereditarios con la que fue apodada la "abuela de Europa".
"Mientras que en Gran Bretaña, España o Francia había un rey, en Alemania había al menos una treintena de soberanos regionales", explica a la AFP Michael Hartmann, sociólogo especializado en las élites de la universidad técnica de Darmstadt.
"Como sólo podían casarse entre ellos, la elección recaía a menudo en los nobles alemanes". Como resultado, "prácticamente todas las dinastías reales europeas están emparentadas con los alemanes", detalla.
- Saludo hitleriano -
En 2015, una rara fotografía conmocionó a la opinión pública británica. Mostraba a la joven Isabel, de 6 o 7 años, practicando el saludo hitleriano con el brazo recto junto a su madre y su hermana, al parecer animada por su tío, Eduardo VIII.
La imagen, publicada por el diario "The Sun", fue extraída de una película amateur nunca antes publicada de unos 20 segundos, rodada en 1933 o 1934 en la casa de verano de la familia real, el castillo de Balmoral, en Escocia.
Según el periódico, la grabación ofrece "una fascinante visión de los retorcidos prejuicios de Eduardo VIII", cuyos vínculos con los nazis siguen siendo objeto de debate en Gran Bretaña.
Eduardo conoció a Adolf Hitler en Alemania en 1937, un año después de abdicar para poder casarse con una estadounidense divorciada, Wallis Simpson.
Una fotografía le muestra a él y a su esposa sonriendo radiantes y estrechando la mano del Führer.
- Reconciliación -
La Reina Isabel II era muy apreciada en Alemania, sobre todo por su compromiso con "la reconciliación germano-británica tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial", como recordó el canciller Olaf Scholz tras su muerte el año pasado.
La reina visitó Berlín por primera vez en 1965, cuando la ciudad estaba dividida por el Muro.
Como miembro de la Casa germano-danesa de Schleswig-Holstein-Sonderburgo-Gluecksburgo, su marido Felipe tenía estrechos vínculos con el país, donde también realizó gran parte de escolaridad.
El rey Carlos III, que habla bien alemán, también parece sentir cierto afecto por la patria de sus ancestros.
Visitó a menudo Alemania, tanto oficialmente como en discretas estancias privadas.
Carlos "nunca negó su ascendencia alemana", declaró a la AFP su primo lejano, el príncipe Eduardo von Anhalt. "Aunque no sea muy popular entre muchos ingleses", añadió.
H.Roth--NZN