Zürcher Nachrichten - Magia o rechazo, dos experiencias opuestas con un implante cerebral

EUR -
AED 3.826681
AFN 70.961758
ALL 98.138602
AMD 405.652886
ANG 1.877182
AOA 951.190259
ARS 1045.720247
AUD 1.602814
AWG 1.877897
AZN 1.775245
BAM 1.955573
BBD 2.102956
BDT 124.465544
BGN 1.955294
BHD 0.392554
BIF 3076.642669
BMD 1.041829
BND 1.403837
BOB 7.197164
BRL 6.043693
BSD 1.041579
BTN 87.914489
BWP 14.229347
BYN 3.408604
BYR 20419.848375
BZD 2.099456
CAD 1.456529
CDF 2991.091432
CHF 0.930957
CLF 0.036923
CLP 1018.83097
CNY 7.54601
CNH 7.562783
COP 4573.368835
CRC 530.538382
CUC 1.041829
CUP 27.608468
CVE 110.252195
CZK 25.343745
DJF 185.478458
DKK 7.457729
DOP 62.772709
DZD 139.835759
EGP 51.726992
ERN 15.627435
ETB 127.508391
FJD 2.371151
FKP 0.822333
GBP 0.831435
GEL 2.855018
GGP 0.822333
GHS 16.456089
GIP 0.822333
GMD 73.970229
GNF 8977.957272
GTQ 8.040066
GYD 217.904692
HKD 8.109446
HNL 26.320943
HRK 7.431636
HTG 136.72412
HUF 411.522823
IDR 16610.452733
ILS 3.863061
IMP 0.822333
INR 87.968134
IQD 1364.44153
IRR 43834.955489
ISK 145.523076
JEP 0.822333
JMD 165.930728
JOD 0.738765
JPY 161.242873
KES 134.884334
KGS 90.122166
KHR 4193.512952
KMF 492.268155
KPW 937.645704
KRW 1463.259646
KWD 0.320727
KYD 0.867999
KZT 520.059599
LAK 22878.342838
LBP 93271.167197
LKR 303.144792
LRD 187.998165
LSL 18.795317
LTL 3.076251
LVL 0.630192
LYD 5.086409
MAD 10.478083
MDL 18.997794
MGA 4861.435378
MKD 61.522855
MMK 3383.819949
MNT 3540.134882
MOP 8.35093
MRU 41.443187
MUR 48.810083
MVR 16.10707
MWK 1806.090235
MXN 21.281613
MYR 4.654932
MZN 66.583684
NAD 18.795317
NGN 1767.675143
NIO 38.325549
NOK 11.531328
NPR 140.663663
NZD 1.78585
OMR 0.400943
PAB 1.041579
PEN 3.949541
PGK 4.193513
PHP 61.404399
PKR 289.239507
PLN 4.337676
PYG 8131.055634
QAR 3.798559
RON 4.978071
RSD 116.991412
RUB 108.671879
RWF 1421.834864
SAR 3.911473
SBD 8.734231
SCR 14.272055
SDG 626.663972
SEK 11.501974
SGD 1.402931
SHP 0.822333
SLE 23.68116
SLL 21846.638123
SOS 595.230868
SRD 36.978718
STD 21563.75683
SVC 9.113941
SYP 2617.626467
SZL 18.788818
THB 35.922648
TJS 11.092512
TMT 3.646401
TND 3.309016
TOP 2.440072
TRY 36.018972
TTD 7.074178
TWD 33.946439
TZS 2770.578216
UAH 43.089995
UGX 3848.553017
USD 1.041829
UYU 44.294855
UZS 13362.448044
VES 48.506662
VND 26482.251319
VUV 123.688032
WST 2.90836
XAF 655.880824
XAG 0.033274
XAU 0.000384
XCD 2.815595
XDR 0.792308
XOF 655.880824
XPF 119.331742
YER 260.379151
ZAR 18.862746
ZMK 9377.71492
ZMW 28.772658
ZWL 335.468513
Magia o rechazo, dos experiencias opuestas con un implante cerebral
Magia o rechazo, dos experiencias opuestas con un implante cerebral / Foto: Megan JELINGER - AFP

Magia o rechazo, dos experiencias opuestas con un implante cerebral

Ian Burkhart miró su mano y se imaginó cerrándola. Y para su gran sorpresa, se cerró.

Tamaño del texto:

Ocurrió en 2014 y fue la primera vez que un paralítico recuperaba la capacidad de mover su brazo por la única fuerza de su mente, gracias a un implante en su cerebro.

"Fue el momento mágico que demostró que era posible, que no era ciencia ficción", recordó entusiasmado Ian Burkhart, antiguo voluntario en un ensayo experimental de interfaz cerebro-ordenador.

Este sector en pleno auge, donde dominan las empresas Synchron y Neuralink, de Elon Musk, busca utilizar implantes y algoritmos para restaurar la movilidad perdida, las capacidades de comunicación o tratar los problemas neurológicos como la epilepsia.

Sin embargo, vivir con un implante cerebral es una experiencia singular.

- 'Una época triste' -

Tras un accidente de buceo en 2010, Ian Burkhart quedó paralizado desde los hombros.

"Con 19 años, fue muy difícil de oír", contó el estadounidense a AFP por videollamada desde su domicilio en Ohio.

Cuando supo que una empresa estadounidense sin ánimo de lucro, Batelle, buscaba voluntarios para un ensayo (NeuroLife) sobre el restablecimiento de la mano, no dudó.

Le implantaron un dispositivo del tamaño de un guisante, con un centenar de electrodos, cerca de la corteza motora, la zona del cerebro que controla los movimientos.

Este dispositivo registró su actividad cerebral y la transmitió a un ordenador, que descifró con ayuda de un algoritmo la manera exacta en la que quería mover su mano. El mensaje fue transmitido a un manguito de electrodos colocado sobre su antebrazo derecho, que estimulaba los músculos pertinentes.

Ian Burkhart se volvió tan hábil con su mano que pudo tocar solos de guitarra con el videojuego Guitar Hero. Pero la financiación del ensayo se agotó tras 7 años y medio, y le retiraron el implante en 2021.

"Fue realmente una época triste", recordó Burkhart, que tiene actualmente 32 años.

El shock fue atenuado por el hecho de que solo pudo utilizar esta tecnología en laboratorio, unas horas por semana.

Y su cuero cabelludo se infectó. "El cuero cabelludo intenta cerrarse permanentemente, pero no lo consigue porque hay un trozo de metal" que sobresale.

El treintañero guarda aún así una opinión positiva de su experiencia y defiende las interfaces cerebro-ordenador. Considera que el temor es infundado, pero aboga por tener más en cuenta las experiencias de los pacientes.

Tiene previsto recibir otro implante en el futuro, pero lo preferiría permanente.

- 'Un robot raro dentro' -

Hannah Galvin no quedó tan satisfecha.

Con 22, esta australiana vio sus sueños profesionales en la danza clásica destrozados por una epilepsia incapacitante. Recibió entonces un implante experimental.

"Habría hecho cualquier cosa. Me pareció una oportunidad de recuperar mi vida", contó a AFP Galvin, ahora de 35 años, desde Tasmania (Australia).

Se le implantó en el cerebro un electroencefalograma, que registra la actividad eléctrica, en el marco de un ensayo realizado por la empresa estadounidense NeuroVista.

La idea era que el dispositivo le avisara si un episodio convulsivo era inminente. Pero una vez implantado, el dispositivo no dejaba de activarse, lo que hizo creer a la joven que funcionaba mal.

No era así: resultó que Hannah Galvin sufría más de 100 convulsiones al día. Ni ella ni sus médicos sabían que eran tan frecuentes.

Se sentía avergonzada en público por los constantes parpadeos y pitidos del dispositivo. Cada vez tenía más la impresión de que "había alguien en (su) cabeza y no era (ella)". "Era un robot raro dentro de mí, y quería arrancármelo de la cabeza".

La extracción del implante le proporcionó un alivio inmenso, pero su autoestima quedó tan dañada que ya no quería salir de casa y tuvo que tomar antidepresivos.

Aunque tardó años en aceptar que sus convulsiones le impedirían trabajar, Galvin afirma ahora llevar "una vida feliz", pintando y fotografiando.

A los pacientes que se plantean un implante cerebral, les aconseja que "sean más cautelosos" que ella.

F.E.Ackermann--NZN